jueves, 5 de febrero de 2009

Viajar en el tiempo al pasado, Posible?

“Hay tres preguntas que nos intrigan a todos y que, como el origen de la vida o del Universo, también trascienden todas las áreas del saber humano: ¿cuál es la naturaleza del tiempo? ¿Se puede viajar en él hacia el pasado? ¿Se puede viajar hacia el futuro a un ritmo superior al que ya lo hacemos? Sobre la primera de estas preguntas hay muchas incógnitas que están relacionadas con la propia universalidad del tiempo, con su presencia implacable en todo lo que ocurre, y, aunque se ha progresado mucho en este siglo XX, aún nos queda mucho más por conocer.

Respecto a las dos preguntas restantes, teóricamente sí es posible, pero las dificultades de todo tipo, a nivel conceptual y práctico, son tantas que convierten este tema en uno de los más fascinantes para su estudio en el siglo XXI”.

Con esta acertada reflexión, el reputado físico Juan Pérez Mercader concluye su interesante obra “¿Qué Sabemos del Universo?” (1996). Sin duda, desde los albores de la Humanidad, el tiempo ha sido uno de los enigmas que más ha intrigado a científicos, filósofos, sabios y poetas. Definirlo sigue resultando harto dificil, y su existencia es cuestionada por algunos ilustres pensadores.

Precisamente, en octubre de 1991, el Dr. Pérez Mercader, investigador del Laboratorio Nacional de Los Álamos (EEUU), participó con otros cuarenta científicos en el Taller “Los Orígenes Físicos de la Asimetría del Tiempo”, celebrado en Mazagón (Huelva). Durante varios días, relevantes físicos como el célebre Stephen Hawking o el premio Nobel Murray Gell-Mann, debatieron intensamente sobre la naturaleza del tiempo.

Reloj solar "de misa"
Se plantearon cuestiones tan sugestivas como la reversibilidad del tiempo (la posibilidad de ir hacia el pasado o hacia el futuro), las leyes que lo rigen, si surgió con el “Big Bang” (Gran Explosión), si desaparecerá con el “Big Crunch” (Gran Implosión), su descripción desde la cosmología cuántica, etc. etc. Los científicos no llegaron a conclusiones unánimes, y mucho menos definitivas. Como bien señaló el profesor John A. Wheeler en la reunión de Mazagón, “el tiempo es el mayor de los misterios”...
LA “FLECHA DEL TIEMPO”

El tiempo, desde nuestra percepción humana, parece transcurrir en una sola dirección: del pasado al futuro. Es la llamada “flecha del tiempo”. Cada día que pasa envejecemos un poco más, cuando cae una taza al suelo se rompe en pedazos, etc. etc. Nunca ocurre lo contrario. Ni rejuvenecemos ni la taza salta desde el suelo recobrando su forma original.

En su exitosa obra “Historia del Tiempo” (1988), Stephen Hawking aclara que existen tres flechas del tiempo que distinguen el pasado del futuro. “Son la flecha termodinámica, la dirección del tiempo en la cual el desorden aumenta; la flecha psicológica, la dirección del tiempo según la cual recordamos el pasado y no el futuro; y la flecha cosmológica, la dirección del tiempo en la cual el universo se expande en vez de contraerse”, explica Hawking. Pero no siempre las cosas son como aparentan ser. A principios de este siglo, la teoría de la relatividad y la teoría cuántica proporcionaron algunos sorprendentes descubrimientos sobre la naturaleza del tiempo...
TIEMPO Y RELATIVIDAD

Reloj solar "clásico"
La física clásica, inspirada en los trabajos de Isaac Newton, consideró el tiempo como una magnitud absoluta y universal. Pero como suele decirse, la ciencia abre más interrogantes que los que cierra... A raiz de la Teoría General de la Relatividad, desarrollada por Albert Einstein en 1915, el concepto del tiempo sufrió una profunda y revolucionaria transformación. “La distinción entre pasado, presente y futuro es sólo una ilusión”, sostuvo el físico más sobresaliente del siglo XX.

Dos de los postulados fundamentales de la Relatividad son que el tiempo no transcurre igual para todos los observadores (depende de la velocidad en la que éstos se mueven), y que no es independiente de las tres dimensiones espaciales (Einstein estableció así una nueva coordenada tetradimensional: el “espacio-tiempo”). Además, el tiempo transcurre más despacio cuando mayor es la gravedad.

Asimismo, la Relatividad determina que la velocidad de la luz es constante en cualquier marco inercial: 300.000 kms/s. En este sentido, al observar por las noches las estrellas no las vemos como son en el presente, sino como eran hace cientos, miles o millones de años, cuando emitieron la luz que nos llega ahora. Por ejemplo, si contemplamos con un telescopio la galaxia de Andrómeda, situada a 2 millones de años-luz de nosotros, realmente estamos observando la luz que partió de dicha galaxia cuando sobre la faz de la Tierra había aparecido el “homo erectus”, del que desciende el hombre actual. Así pues, oteando el cielo estrellado ¡vemos el pasado!...

Según la Relatividad, el tiempo se ralentiza cuando se alcanza enormes velocidades. Un ejemplo teórico muy conocido es la “paradoja de los gemelos”: un gemelo permanece en la Tierra, mientras que el otro parte en un cohete a una velocidad de 240.000 kms/s. hacia la estrella Alfa-Centauri a 4 años-luz de nosotros. El viaje de ida y vuelta duraría una década. Pero al regresar, el gemelo viajero descubriría atónito que no habría envejecido diez años como el que se quedó en la Tierra ¡sino sólo seis!... Así pues, el astronauta habría viajado hacia el futuro, envejeciendo más lentamente que su hermano gemelo.

Este efecto de la relatividad es inapreciable en la vida cotidiana, ya que nuestras velocidades son ínfimas comparadas con la de la luz (el objeto más veloz construido por el hombre es la sonda interplanetaria que alcanza los 20 km/s.).

Pero ¿se ha llegado a verificar rigurosamente esas distorsiones temporales planteadas por la relatividad?. Jesús Mosterín, catedrático del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), asegura que “la teoría general de la relatividad ha superado hasta ahora todas las pruebas empíricas a las que ha sido sometida”.

La mas cercana "máquina del tiempo"
Uno de los experimentos fue coordinado en octubre de 1971 por el físico J.C.Hafele. Para ello, se emplearon relojes atómicos de haz de cesio, los más precisos que existen (un error de un segundo cada tres mil millones de años). Se colocaron cuatro relojes atómicos en un avión que daba la vuelta al mundo, y otros cuatro que permanecían en tierra. Tras finalizar el experimento, pudo comprobarse que había una diferencia de 273 nanosegundos (milmillonésimas de segundo) entre los relojes aerotransportados y los de tierra, coincidiendo con los cálculos basados en la teoría relativista... De todos modos, la dilatación del tiempo también ha podido comprobarse experimentalmente mediante los aceleradores de partículas y midiendo la radiación cósmica.

TIEMPO Y FISICA CUANTICA

También a escala microscópica, en el mundo de las partículas subatómicas, el tiempo parece comportarse de forma bastante desconcertante. De hecho, a ese nivel no podemos hablar de pasado o de futuro, puesto que las partículas elementales -que suelen alcanzar velocidades próximas a la luz- obedecen leyes reversibles en el tiempo. El físico norteamericano Richard Feynman sugirió la posibilidad de que el positrón (antielectrón) fuese en realidad un electrón que se traslada del futuro al pasado...

El determinismo, característica esencial del mundo newtoniano, no puede aplicarse en la escala subatómica. “La teoría cuántica –afirma el físico teórico Heinz R. Pagels- no sólo niega la teoría estándar de la objetividad, sino que también destruye el punto de vista determinista”. Así pues, la física cuántica -cuyas leyes fueron formuladas en los años veinte-, rompe los esquemas elementales de las leyes deterministas, al deducir que el estado presente del universo no es el efecto de su pasado ni la causa de su futuro.

Algunas de las consecuencias de la teoría cuántica, en las que se aprecia la paradójica y extraña naturaleza del tiempo a nivel subatómico, han sido el Principio de Incertidumbre de Heisenberg y el Teorema de Bell. Si invertimos el orden del tiempo en dichos procesos microscópicos, éstos aparecen igual de razonables.

El físico Alastair Rae, en su obra “Física Cuántica: ¿Ilusión o Realidad?” (1986), plantea la siguiente cuestión: “¿Cómo es, pues, posible que el comportamiento de los objetos grandes sea siempre irreversible cuando el movimiento de sus constituyentes atómicos satisface esas leyes reversibles microscópicas?”. La respuesta a este problema, según el propio Alastair Rae, es que la irreversibilidad es una ilusión...

¿MAQUINAS DEL TIEMPO COSMICAS?

“Los agujeros de gusano no solamente se podrían utilizar para viajar por el espacio: la teoría pronostica que asimismo se podrían utilizar para viajar en el tiempo”, afirma el físico teórico Paul Halpern, autor de “Los Agujeros de Gusano Cósmicos” (1993). Los “agujeros de gusano”, descubiertos matemáticamente en 1916 mediante la ecuación de campo de Einstein, son hipotéticos “pasadizos” en el hiperespacio que conectarían puntos distantes del Universo. Según la moderna Cosmología, el nivel más profundo del tejido del espacio-tiempo, constituido por “espuma cuántica”, estaría repleto de minúsculos “agujeros de gusano” que aparecen y desaparecen continuamente.

Si una civilización extraordinariamente avanzada consiguiese desvelar las leyes que rigen la gravedad cuántica, tal vez podría hallar, aislar y aumentar de tamaño un agujero de gusano microscópico y utilizarlo, además de un medio para viajar rápidamente en el espacio, como ¡máquina del tiempo!. Esta es, al menos, la sugerente posibilidad planteada por físicos de la reputación de Kip Thorne, Michael Morris y Ulvi Yurtsever, del Instituto de Tecnología de California en Pasadena (EEUU), los cuáles han desarrollado un fascinante modelo teórico basado en dicha cuestión. Según se desprende del mismo, si un extremo (A) del agujero de gusano permanece fijo, y el otro extremo (B) se moviera hasta alcanzar una velocidad cercana a la luz y luego volviese a su posición inicial, se provocaría un estiramiento del agujero de gusano produciendo por tanto una diferencia del tiempo. Si un observador penetrara por el extremo “A” hasta salir por el “B” viajaría al pasado; al regresar de “B” a “A”, lo haría al futuro.

Si sobrevive la especie humana ¿logrará dentro de varios siglos los medios para viajar a otras épocas y poder así visitar a sus antepasados? ¿Y si los “turistas temporales” de esa humanidad futura ya estuvieran visitándonos?...
¿ALIENIGENAS O CRONONAUTAS?
Stephen Hawking sostiene que “no existe mejor prueba contra el viaje en el tiempo que el hecho de que todavía no hayamos sido invadidos por hordas de turistas del futuro”. Pero ¿y si el célebre catedrático de Cambridge estuviese equivocado?...

Algunos ufólogos consideran la posibilidad de que los OVNIs no sean naves procedentes de otros planetas, sino máquinas humanas que viajan del futuro al pasado. Sus tripulantes no serían, pues, extraterrestres sino ¡nuestros descendientes!... A propósito de esta sugerente idea, el investigador Sinesio Darnell se cuestiona en su obra “Tiempo, Espacio y Parapsicología” (1989) si “los OVNIs podrían ser algo así como premoniciones de secuencias de este tiempo estratificado, o continuo-presente, por el que nos desplazamos...”

A su vez, el veterano ufólogo Antonio Ribera, que durante un tiempo estuvo fascinado por esta idea, afirma que “esta hipótesis explicaría muchas cosas: en primer lugar, la propia apariencia física de estos ‘viajeros del tiempo’. Muchos biólogos y antropólogos están de acuerdo en que el Hombre del futuro tendrá un gran desarrollo encefálico junto a un escaso desarrollo físico y muscular. Los ‘humanoides’ vistos cientos de veces junto a sus naves posadas en el suelo, o que protagonizan tantos casos de ‘abducción’, encajan perfectamente en esta tipología del futuro”.

Ciertamente resulta más que sospechoso que los ‘ufonautas’, de tratarse de seres extraterrestres, tengan una morfología tan similar a la humana, se manejen con tanta facilidad en nuestro medio, vistan con atuendos tan semejantes a los nuestros y utilicen instrumentos tan comunes para nosotros. Analizando la casuística, observamos que poseen una tecnología más avanzada que la terrestre, eso es obvio, pero no tan diferente ni tan fantástica como la que desarrollaría una civilización inteligente que hubiese evolucionado a años-luz de nuestro planeta.

El hecho de que hayan podido descubrir la desmaterialización, la teleportación, el control de ciertas facultades PSI o el dominio del tiempo -como prueban muchos casos OVNIs-, no invalida la probabilidad de que esos ‘ufonautas’ sean nuestros propios descendientes, ya que son cuestiones que la actual ciencia vanguardista ha comenzado a estudiar con gran seriedad, y por tanto, puedan llegar a experimentarse en un futuro presumiblemente no muy lejano.

¿Estaría así justificada la razón del no-contacto entre esos tripulantes OVNIs y nosotros?... Obviamente, si son viajeros del futuro evitarían a toda costa interferir en el desarrollo normal de la historia, para no ocasionar paradojas temporales de consecuencias imprevisibles.

En fin, quizás, como sugiere el genial investigador John A. Keel, “parte de la contestación a los platillos voladores no esté en las estrellas sino en el reloj que da las horas sobre nuestra chimenea”...
Fuente

1 comentario:

Mota dijo...

me he dejado los ojos... ese fondo negro y letras blancas no son una buena opción...