RESEÑA
El 11 de enero de 1906 nacía en Baden (Suiza) Albert Hofmann, un ser humano, humanista y químico a quien el destino le tenía reservado la creación y el descubrimiento de la LSD, una de las criaturas más revolucionarias, controvertidas, subversivas, iluminadoras y sorprendentes del siglo XX.
Pasaron los años, los aconteceres, las ilusiones y las desilusiones, y llegó el año 2006. A pesar del asombro de algunos medios de comunicación, el descubridor de la LSD sigue con buena salud y una envidiable claridad mental. Para homenajearlo y celebrar el dulce y feliz acontecimiento, numerosos grupos de personas alrededor del mundo decidieron rendir homenaje a este sencillo y sabio descubridor -quien, como no quiere la cosa, 500 años después de Colón nos facilitó el camino para descubrir las antípodas de nuestra mente. Congresos, conferencias, publicaciones, libros y eventos. Y entre todos ellos, aquí tenemos la contribución de la revista Ulises, a la que acabaría sumándose otra revista, Cáñamo, para aportar un poco de color al asunto -además de un DVD con una entrevista de Ott a Hofmann, llevada a cabo en el jardín de la casa del homenajeado.
En este grueso y especial número encontraremos artículos de todo y sobre todo -al menos todo lo que puede estar relacionado con la LSD y Albert Hofmann. El 'llamado' padrino de la LSD, Stan Grof, abre el número con una precisa y esclarecedora historia de los avatares de la sustancia creada por Hofmann, a lo que le siguen un par de entrevistas, una de Fericgla y otra más extensa y de gran calidad de Escohotado. También encontramos un relato auto-biográfico del etnobotánico Jonathan Ott, que hace memoria de lo que significó su primer encuentro con la LSD, que aconteció en un momento de su vida difícil y casi sin salida. Hidalgo nos conduce a través de un análisis de muestras callejeras de LSD, con datos que van de los años 60 hasta nuestros días. Un generoso artículo sobre los psiquedélicos y la creatividad artística, con numerosas pinturas de Klarwein o Grey, abre la sección dedicada al arte, en la que encontramos también un estudio de Grof sobre las pinturas de Giger, y también artículos sobre música. En el ámbito de la terapia Bouso nos lleva de la mano para hacer un recorrido sobre las actuales investigaciones -legales y con permisos- de varias sustancias psiquedélicas, como la psilocibina, la LSD, la MDMA o la ketamina alrededor del mundo. Le siguen también varios ensayos de corte filosófico y sociológico, sobre el movimiento contra cultural de los años sesenta, así como las potencialidades de la traviesa criatura de Hofmann en una sociedad de concepciones materialistas y mecanicistas como la nuestra.
El 11 de enero de 1906 nacía en Baden (Suiza) Albert Hofmann, un ser humano, humanista y químico a quien el destino le tenía reservado la creación y el descubrimiento de la LSD, una de las criaturas más revolucionarias, controvertidas, subversivas, iluminadoras y sorprendentes del siglo XX.
Pasaron los años, los aconteceres, las ilusiones y las desilusiones, y llegó el año 2006. A pesar del asombro de algunos medios de comunicación, el descubridor de la LSD sigue con buena salud y una envidiable claridad mental. Para homenajearlo y celebrar el dulce y feliz acontecimiento, numerosos grupos de personas alrededor del mundo decidieron rendir homenaje a este sencillo y sabio descubridor -quien, como no quiere la cosa, 500 años después de Colón nos facilitó el camino para descubrir las antípodas de nuestra mente. Congresos, conferencias, publicaciones, libros y eventos. Y entre todos ellos, aquí tenemos la contribución de la revista Ulises, a la que acabaría sumándose otra revista, Cáñamo, para aportar un poco de color al asunto -además de un DVD con una entrevista de Ott a Hofmann, llevada a cabo en el jardín de la casa del homenajeado.
En este grueso y especial número encontraremos artículos de todo y sobre todo -al menos todo lo que puede estar relacionado con la LSD y Albert Hofmann. El 'llamado' padrino de la LSD, Stan Grof, abre el número con una precisa y esclarecedora historia de los avatares de la sustancia creada por Hofmann, a lo que le siguen un par de entrevistas, una de Fericgla y otra más extensa y de gran calidad de Escohotado. También encontramos un relato auto-biográfico del etnobotánico Jonathan Ott, que hace memoria de lo que significó su primer encuentro con la LSD, que aconteció en un momento de su vida difícil y casi sin salida. Hidalgo nos conduce a través de un análisis de muestras callejeras de LSD, con datos que van de los años 60 hasta nuestros días. Un generoso artículo sobre los psiquedélicos y la creatividad artística, con numerosas pinturas de Klarwein o Grey, abre la sección dedicada al arte, en la que encontramos también un estudio de Grof sobre las pinturas de Giger, y también artículos sobre música. En el ámbito de la terapia Bouso nos lleva de la mano para hacer un recorrido sobre las actuales investigaciones -legales y con permisos- de varias sustancias psiquedélicas, como la psilocibina, la LSD, la MDMA o la ketamina alrededor del mundo. Le siguen también varios ensayos de corte filosófico y sociológico, sobre el movimiento contra cultural de los años sesenta, así como las potencialidades de la traviesa criatura de Hofmann en una sociedad de concepciones materialistas y mecanicistas como la nuestra.
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