
Usando técnicas de modelado en tres dimensiones, McNulty y sus compañeros han comparado concienzudamente el cráneo del hombre de Flores con el de un Homo sapiens. Y han llegado a la conclusión de que se trata de una especie diferente, con el cuerpo y la cabeza claramente más pequeños que los de cualquier otro miembro de la familia Homo. Además, aseguran que los rasgos de su esqueleto apuntan a que se trata de una rama de los homínidos que sufrió una reducción progresiva de tamaño tras separarse del Homo erectus, o quizás incluso de un ancestro más primitivo. Los detalles se publican en el último número de la revista Journal of Human Evolution.
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