Desde que en 2003 se descubrieron en la isla indonesia de Flores los restos de unos pequeños homínidos de 18.000 años de antigüedad, los paleontólogos se han afanado por averiguar si aquel Hobbit era realmente una nueva especie (Homo floresiensis) o más bien se trataba de un humano con la cabeza pequeña debido a una microcefalia. Ahora el debate podría quedar zanjado gracias a un nuevo estudio dirigido por el antropólogo Kieran McNulty, de la Universidad de Minnesota.
Usando técnicas de modelado en tres dimensiones, McNulty y sus compañeros han comparado concienzudamente el cráneo del hombre de Flores con el de un Homo sapiens. Y han llegado a la conclusión de que se trata de una especie diferente, con el cuerpo y la cabeza claramente más pequeños que los de cualquier otro miembro de la familia Homo. Además, aseguran que los rasgos de su esqueleto apuntan a que se trata de una rama de los homínidos que sufrió una reducción progresiva de tamaño tras separarse del Homo erectus, o quizás incluso de un ancestro más primitivo. Los detalles se publican en el último número de la revista Journal of Human Evolution.
Fuente
Usando técnicas de modelado en tres dimensiones, McNulty y sus compañeros han comparado concienzudamente el cráneo del hombre de Flores con el de un Homo sapiens. Y han llegado a la conclusión de que se trata de una especie diferente, con el cuerpo y la cabeza claramente más pequeños que los de cualquier otro miembro de la familia Homo. Además, aseguran que los rasgos de su esqueleto apuntan a que se trata de una rama de los homínidos que sufrió una reducción progresiva de tamaño tras separarse del Homo erectus, o quizás incluso de un ancestro más primitivo. Los detalles se publican en el último número de la revista Journal of Human Evolution.
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