Agregando genes extra a unas bacterias, los investigadores lograron convertirlas en microprocesadores naturales.
Estas células vivas pueden hacer cálculos digitales (no son inteligentes) en paralelo, posiblemente con mucha mayor eficacia que un CPU normal, más velozmente y a un costo mucho menor, sin mencionar la auto-reproducción y reparación de la que podrían ser capaces en un futuro.
Estas células vivas pueden hacer cálculos digitales (no son inteligentes) en paralelo, posiblemente con mucha mayor eficacia que un CPU normal, más velozmente y a un costo mucho menor, sin mencionar la auto-reproducción y reparación de la que podrían ser capaces en un futuro.
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