
A los efectos prácticos, es un reloj perfecto. Obviamente, no es sólo para mirar la hora: sus manecillas son átomos que se mueven más de 400 billones de veces por segundo con un ritmo perfecto, permitiendo sincronizar los movimientos de, por ejemplo, una nave que va hacia Marte, donde un error de una fracción de segundo haría que termine en cualquier otro lado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario