domingo, 7 de diciembre de 2008

Maradona y The Beatles mas conocidos que Jesus

En 1966, durante un reportaje, John Lennon dijo que Los Beatles, en ese momento, eran más famosos que Jesús.
Esa afirmación -salida de la boca de un muchacho de 26 años, que por ese entonces integraba la banda musical más famosa y popular del mundo, que vendía millones de discos por hora desde Nueva York a Tokio y desde Londres a Buenos Aires, que era multimillonario cuando apenas 10 años atrás vagabundeaba por las calles de Liverpool, sin grandes expectativas de futuro, gambeteándole a la miseria y al delito- genero una violenta reacción de parte de lo más rancio y conservador de la sociedad, que inmediatamente se puso en marcha para purificar mediante el fuego la gran afrenta. Claro que los buenos tiempos de la inquisición habían pasado y debieron conformarse con quemar los discos del cuarteto inglés.Lo tragicómico del asunto es que Lennon tenía razón.
Este año, el Vaticano decidió perdonar al autor de “Give peace a chance”. La dispensa -como en el caso de Galileo- llega tarde, porque tanto el científico como el músico yacen varios metros bajo tierra.
Pero no pretendo poner en el tapete aquí la ventaja de velocidad que a veces tiene la condena por encima del perdón. Tampoco voy a hacer cuestiones sobre si correspondía perdonar a John o bien darle la razón (que es distinto y es lo que hubiera correspondido).
No, esto se trata de otra cosa.
Se trata de Maradona.
¿Y este que tomó? se preguntará más de uno.
A ellos les digo que miren las fotos del Diego en la India. Que lo vean rodeado de unas 100 mil personas en un estadio, vestido de civil, saludando solamente; recibiendo el homenaje fervoroso de tantos fans que haría que las máximas estrellas del Pop se sientan unos ilustres desconocidos.
Maradona es más famoso que Jesús. Que lo sepan bien aquellos que nunca le van a perdonar nada. Ni su pobreza original ni su riqueza acumulada jugando a la pelota; ni la mano de Dios ni la apilada que lo convirtió en “barrilete cósmico”; ni la merca, ni la joda, ni el positivo en Estados Unidos, ni el pase a Caniggia contra Brasil en Italia, con el tobillo del tamaño de una sandía.
Conviene aclararlo ya mismo. No soy un incondicional del 10. No es para mí ni Dios, ni un revolucionario ni nada por el estilo. Fue el mejor jugador de fútbol que tuve la suerte de ver y punto. Con él disfruté el fútbol en su máxima expresión y sufrí cuando cayó en desgracia, pero no lo considero ni un líder ni un referente de nada que no se circunscriba a una cancha. Sus excesos corresponden a su vida privada y su recuperación también.
Yo quería que el DT de la Selección fuera Bianchi.
Me atrevo a decir que Maradona no puede ser ejemplo ni siquiera de buen futbolista. Porque un ejemplo es algo para imitar. Y con la pelota, el Diego era, es y será inimitable. Un entrenador no puede decirle a un futbolista “mirá sus videos y aprendé”, porque ese arte no se aprende. Maradona se nace.
Fue único. Es único. Será único. 100 mil indios lo confirmaron hace algunas horas allá, del otro lado del mundo. En un país del que sabemos muy pocas cosas. Por ejemplo, como el 10, no teníamos ni idea que les gustara el fútbol, y que podían expresar tanto fervor popular aún cuando días antes habían sufrido una tragedia espantosa. Esos 100 mil indios se suman a cientos de millones que en todo el planeta lo conocen, lo admiran, lo aman.
Ok, fama no es prestigio. Fama no es -en definitiva- una virtud. Todo lo que quieran.
Maradona es más famoso que Jesús. Y que los Beatles. Por favor, no quemen nada.

No hay comentarios: